martes, 4 de octubre de 2016

Alternativa para la creacion de un servidor

Alternativa para la creación de un Servidor Mágico



golem
Un servidor mágico es una forma mental creada por el brujo o mago, una concentración energética que se lleva a cabo con el fin de tener un aliado en la tarea mágica. No es otra cosa que una parte de su propia energía que se separa y toma otra forma. Aún cuando se habla de que el servidor es independiente del mago, esto no es del todo así, un servidor siempre mantendrá una conexión profunda con su creador. Es posible que parezca o se comporte como una criatura aparte, pero quiero dejar bien claro que no tiene vida por sí mismo; en este sentido, destruirlo o absorberlo no es un crimen, como muchos ingenuos creen.
La tarea de confeccionar un servidor no debe ser tomada a la ligera, por el contrario, hay que planificarla con bastante anticipación y lo ideal es dejar por anotado todos los pasos que se llevarán a cabo y en el orden correcto.
Para empezar, debemos definir la función que le daremos al servidor; puede crearse uno para casi cualquier tipo de tarea, desde sanar enfermedades, custodiar y proteger nuestro hogar o a la gente que amamos, ayudarnos en el estudio, proveernos dinero y también para hacer daño. Vuelvo sobre lo mismo de siempre, la dimensión ética de la magia la otorga el mago, no hay magia blanca o negra, sino fines “blancos” o “negros” y eso sólo depende de quién hace la magia.
Acto seguido, cuando tenemos bien definida la función que tendrá nuestro servidor, debemos pensar en la forma que le daremos y su nombre. Como entidad separada, necesitará un nombre al que responder; tiene que ser significativo para nosotros; un buen consejo es buscar un nombre que podamos recordar con facilidad, evitemos la complicación de nombres de fantasía muy elaborados. Alguien me dirá que no hay problema en ello, puesto que anotará el nombre y lo tendrá siempre a mano; bueno, esto puede funcionar bien dependiendo de la tarea que tendrá que realizar nuestro servidor, ya que si lo uso para casos en los que estoy en peligro, y debe presentarse a la sola mención de su nombre, es posible que no pueda invocarlo rápidamente si me siento en peligro o insegura estando lejos de casa.
En relación a la forma, es importante mencionar que no siempre hace falta que tenga una forma física definida; podemos imaginarlo como un cúmulo de energía, como una esfera de luz, etc. Pero también podríamos querer que tuviera un aspecto más terrenal y entonces podría ser tanto grande o pequeño, estilo hada, duende o quizás, si nuestra idea es atemorizar a entidades astrales (recordemos que el espacio vital que nuestro servidor ocupará será el plano astral), imaginarlo como un guardián gigantesco, portador de una espada de luz. En la Magia del Caos, donde este tipo de entidades son muy populares, los magos apelan a sus gustos y creatividad, desarrollando servidores mágicos con aspectos del todo variados, como réplicas de Dark Vader o Papá Pitufo. El aspecto, si es acorde a los fines perseguidos, es un elemento colaborador. Para ello, podemos hacer un dibujo, usar una imagen prediseñada, hacer una pequeña escultura en madera, arcilla, porcelana o tela. También podríamos usar un sigilo.
Como todo ser vivo (y lo es, pero no es independiente del mago), necesitará dos cosas básicas: un alojamiento donde “vivir” y alimento. Debemos determinar esto con sumo cuidado. Para el alojamiento servirá cualquier recipiente que designemos, y el servidor se encontrará ahí –es decir, su quantum energético- todo el tiempo que no esté en sus funciones. El alojamiento puede estar en estrecha relación con su forma. Si, por ejemplo, he decidido crear un par de servidores guardianes, puedo darles como alojamiento un par de estatuillas de Perros Fu (o Leones Fu), tal como se aprecia en la foto de portada, con lo cual sólo será necesario comprarlas y no construirlas (las hay de diferentes calidades y precios y como dato interesante consta que el costo no es importante para los fines que persigo).
El tema del alimento no es complicado, pero si no lo definimos, nuestro servidor se alimentará de nuestra energía vital, con lo cual nos dejará exhaustos. Alternativas para su alimentación hay miles, desde la energía solar, la electricidad, el viento, emociones o sentimientos, aire, agua, tierra, fuego, etc.
Una de las premisas más importantes a la hora de determinar las funciones mágicas de nuestro servidor, consiste en programarlo con la mayor exactitud posible para que cumpla sus tareas. Hay que establecer con mucho cuidado en qué circunstancias entrará en funciones y las personas a las que obedecerá. Un diseño trazado con vaguedad podría traer problemas, ya que en la práctica se suele ver que algunos servidores parecieran tomar ciertas decisiones por propia cuenta y negarse a obedecer las órdenes dadas. Cuando analizamos éstas en detalle, nos damos cuenta que son confusas o contradictorias. Por otro lado, a medida que sea utilizado, el servidor irá aprendiendo de la tarea ejecutada, con lo cual se hará más fiable, pero en caso de que no esté cumpliendo correctamente con las mismas nos causará un sinfín de problemas. Cuando esto sucede no hay otro remedio que “reabsorber” esa energía, con lo cual lo destruimos y volvemos a incorporarlo a nosotros. Hay que romper también su alojamiento (no es buena idea darle como tal la costosa lámpara del living). Pero todo esto, es decir, el momento de cese de sus funciones, debe ser establecido al momento de crearlo o “lanzarlo”. Muchos servidores pueden ser creados, pero hay que tener en cuenta un dato importante: no es buena idea andar “lanzando” entidades al mundo si luego nos olvidaremos de ellas. Crear una para cada necesidad que tengamos es algo que demanda tiempo, energía y responsabilidad. Se debe asumir la tarea de esta manera y hacer un diseño exacto. Es muy recomendable determinar el tiempo de vida de nuestra entidad, generalmente una vez concluida su tarea. Si no queremos destruirla, podemos “prestarla” a otro mago, pero tendremos que manifestar esto al momento de su creación, es decir, “darle vida” con la premisa de que podrá ser usado por otros cuando invoquen su nombre, por ejemplo, tres veces.
Cuando tengamos decidido todo lo anterior, debemos repasarlo con cuidado, por si hay errores. Es buena idea escribir las palabras con las que le daremos vida, para no correr el riesgo de cometer un error de último momento; si esto pasa, habremos desperdiciado valioso tiempo y energía. Como la magia no opera en los absurdos, tendremos que cuidarnos de pretender que nuestro servidor sea programado para tareas que escapan de la lógica. No podemos pedirle que nos haga volar como pájaros, aún cuando le hayamos dado la forma de un ángel. Una vez listo nuestro propósito, con su dibujo o imagen en nuestro poder, procedemos al ritual.
Siempre debemos crear el espacio ritual invocando al círculo mágico; sería una imprudencia disponernos a realizar magia fuera de la seguridad de este, aunque es una cuestión de paradigmas y hay magos que realizan excelentes trabajos sin protección de ningún tipo o utilizando otros modos igualmente eficaces. Necesitamos entrar en estado de trance mágico o gnosis, del modo que nos sea más cómodo. Una vez logrado esto, dirás:
"Con el acuerdo del poder del Universo, yo te doy vida (nombre del servidor) a partir de este momento.
Has sido creado para (dile sus funciones), que llevarás a cabo de esta manera (especifica el modo en que la cumplirá)
Tu alojamiento será (menciónalo) y tu alimento (ídem).
Sólo responderás a las órdenes de quien te llame (explica de qué manera, o cambia esto si sólo podrá ser usado por ti).
Vivirás hasta que yo lo decida (o especifica cuándo dejará de existir). A partir de ahora, tienes vida, por lo tanto... ¡Vive!". Sopla tu aliento sobre él.
Debes agradecer a las divinidades que prestaron su energía para el ritual, si así fuera el caso, y es una excelente forma de comenzar asignarle alguna tarea para cumplir. No olvides que si no utilizas, el servidor irá perdiendo fuerza, de tal modo que es posible que si vuelves luego de un buen tiempo a pedir su intervención, debas cargarlo con una cuota extra de energía.

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