viernes, 27 de enero de 2017

Psicología Cuántica: Prefacio - Robert Anton Wilson

Psicología Cuántica

Cómo el Software cerebral le programa a Ud. y a su mundo



Por Robert Anton Wilson







Nota Introductoria



Cada capítulo de este libro contiene ejercicios que ayudaran al lector a comprender e “interiorizar” (aprender a usar) los principios de Psicología Cuántica. Idealmente este libro debería servir como manual para un grupo que se reúne una vez a la semana para realizar los ejercicios y discutir las implicaciones en la vida cotidiana aprendidas en la lección.

También utilizo la técnica de “dispersión” de los autores Sufíes. Los temas no siempre aparecen en un orden lineal “lógico”, más bien en un orden psico-lógico no lineal calculado para provocar nuevas formas de pensamiento y percepción. Esta técnica también pretende ser de ayuda en el proceso de “interiorización”.







Prefacio



Es peligroso entender cosas nuevas demasiado rápido – Josiah Warren, True Civilization



Algunas partes de este libro pueden parecer “materialistas” para muchos lectores, y aquellos a los que disgusta la ciencia (y “comprenden” nuevas cosas muy pronto) quizá decidan que todo el libro tiene una inclinación Científica Materialista o (se podría decir) cientificoide. Curiosamente, otras partes del libro podrán parecer a otros lectores “místicas” (o peor-que-místicas) y estas personas pueden decidir que este libro tiene una inclinación ocultista – o incluso solipsista.

Hago estas tristes predicciones con gran confianza, basado en la experiencia. Me han llamado “materialista” y “místico” tan frecuentemente que me he convencido de que no importa cuánto cambie mi estilo o “aproximación” de un libro al siguiente, algunas personas siempre leen en mis páginas precisamente las mismas exageraciones y simplificaciones que con más cuidado he evitado pronunciar. El problema no es único en mí; cosas parecidas le pasan a cualquier escritor, a mayor o menor escala. Claud Shannon comprobó en 1984 que el “ruido” existe en todo canal de comunicación, sin importar lo bien diseñado que esté.



 En los aparatos electrónicos (teléfono, radio, tv, etc.) el ruido toma forma de estática, interferencia o circuitos cruzados, etc. Esto explica porque podrías escuchar, mientras ves un partido de futbol en la tele, a una mujer interrumpiendo un pase delantero para decirle a su tendero cuantos galones de leche quiere esa semana.

En forma impresa, el ruido aparece principalmente como “errata”*- palabras eliminadas por la impresora, partes de oraciones que terminan en el párrafo incorrecto, correcciones del autor mal interpretadas que cambian un error a un error diferente, etc. Incluso escuché sobre una tierna historia de amor que terminaba, en el texto del autor, “Él la besó bajo las estrellas silenciosas”, que sorprendió a varios lectores cuando apareció impresa como “Él la pateó bajo las estrellas silenciosas” (Otra versión más antigua del mismo autor, más graciosa, pero menos creíble decía que la última línea se imprimió como “Él la pateó bajo las escaleras del sótano”)

En uno de mis libros anteriores, el Profesor Mario Bunge aparece como Mario Munge, y todavía no entiendo cómo sucedió, pero sospecho que tengo tanta culpa como el compositor de texto. Escribí el libro en Dublín, Irlanda, con un artículo escrito por el Prof. Bunge justo frente a mí, pero corregí las erratas en Boulder, Colorado, en medio de un tour de conferencias, sin el artículo como referencia. Las citas del Prof. Bunge aparecían correctamente en el libro, pero su nombre aparecía como Munge. Por este medio pido disculpas al Profesor (y espero devotamente que no aparezca como Munge de nuevo cuando este párrafo se publique- un poco de ruido tipográfico que insultaría al viejo Bunge una vez más y volvería este párrafo completamente confuso para el lector…)



En la conversación, el ruido puede suceder gracias a distracciones, sonidos de fondo, impedimentos del habla, acentos foráneos, etc y un hombre que dice “Simplemente odio a un psicólogo pomposo” puede parecer, para el escucha, que haya dicho “Acabo de comerme a un psicólogo pomposo”*

El ruido semántico también parece acechar todo sistema de comunicación. Un hombre puede decir sinceramente “Yo amo el pescado”, y otros dos escuchas pueden oírle correctamente, sin embargo los dos podrían clasificar esto en sus cerebros neurosemánticamente bajo categorías opuestas. Uno pensará que el hombre ama comer pescado, y el otro pensará que él ama mantener peces (en un acuario).



El ruido semántico puede incluso crear un convincente simulacro de locura, como lo ha demostrado en varios libros el Dr. Paul Watzlavick. Incidentalmente, el Dr. Watzlavick tuvo su primera corazonada de esta función psicotomimética del ruido semántico cuando ingresó al hospital mental como nuevo miembro del personal. Se reportó a la oficina del Jefe de psiquiatría, donde se dio cuenta de que había una mujer sentada en el escritorio justo afuera de la oficina. El Dr. Watzlavick asumió que se encontraba frente a la secretaria del Jefe.

-“Soy Watzlavick”, le dijo, asumiendo que la “secretaria” sabría que él tenía una cita.

-“No dije que lo fuera” contestó ella.

Un poco sorprendido, el Dr. Watzlavick exclamó, -“¡Pero lo soy!”.

-“Entonces ¿por qué lo negaría?” preguntó ella.

En este punto, desde el punto de vista de Watzalvick de la situación, la mujer ya no le parecía una secretaria. Ahora la clasificaba como alguna paciente esquizofrénica que de alguna forma se había escabullido hasta las oficinas del personal. Naturalmente, fue muy cuidadoso al “tratar” con ella.



Su conjetura revisada parece lógica, ¿verdad? Sólo los poetas o esquizofrénicos se comunican en lenguajes que desafían el análisis racional, y normalmente los poetas no lo hacen durante una conversación ordinaria, o con el grado de obscuridad mencionado. Además lo hacen con cierta elegancia, que faltaba en este caso, y usualmente con alguna clase de ritmo o sonoridad.

Sin embargo desde el punto de vista de la mujer, el Dr. Watzlavick también había aparecido como un paciente de esquizofrenia. Verán, gracias al ruido, ella había escuchado una conversación distinta. Un hombre extraño se le había acercado y dicho “No soy eslávico”. Muchos paranoicos comienzan una conversación con tales aseveraciones, que son vitalmente importantes para ellos, pero que pueden sonar un poco extrañas a los demás.

-“Nunca dije que lo fuera” contestó ella, tratando de calmarlo.

-“Pero lo soy” exclama él, graduándolo de “paranoico” a “paranoide esquizofrénico” en su juicio.

-“Entonces ¿por qué lo negaría?” pregunta ella razonablemente, y tiene mucho cuidado al “tratar” con él.

Cualquiera que haya tenido experiencia conversando con un esquizofrénico reconocerá como se sentían ambas partes en la conversación. Lidiar con los poetas nunca fue tan problemático.



El lector se dará cuenta, conforme avanzamos, que esta Jalea de Comunicación tiene más en común con famosos debates políticos, científicos y religiosos de lo que la mayoría puede haber imaginado.

En un intento de minimizar el ruido semántico (pero sabiendo que no puedo eliminarlo completamente) ofrezco aquí una especie de glosario histórico, que no solo explicará un poco de la “jerga técnica” (de una variedad de campos) utilizada en este libro, pero también, tengo la esperanza, ilustrará que mi punto de vista no pertenece en ninguno de los bandos del tradicional debate (pre-cuántico) que divide eternamente al mundo académico.



Existencialismo: data de Soren Kierkegaard, y, en su caso, representaba (1) el rechazo de los términos abstractos amados por la mayoría de filósofos occidentales (2) la preferencia por definir palabras y conceptos en relación a individuos concretos y sus decisiones concretas en situaciones de la vida real (3) una nueva y truculenta forma de defender el cristianismo de la embestida de los racionalistas.

Por ejemplo, “La Justicia es el ajuste ideal de todos los humanos a la Voluntad de Dios” contiene la clase de abstracciones que los existencialistas consideran verborrea glorificada. Parece decir algo pero si tratas de juzgar un caso concreto usando esto como tu único criterio te encontrarás más confundido que iluminado. Se necesita ir al grano. “La justicia aparece, aproximadamente, cuando un jurado intenta sinceramente pensar sin prejuicios” podría pasar las críticas existencialistas, pero solo apenas. “Las personas usan la palabra “justicia” para racionalizar el abuso entre cada uno” parecería más plausible para los existencialistas Nietzscheanos.

El vínculo entre Nietzsche y Kierkegaard sigue siendo un misterio histórico. Nietzsche vino después que Kierkegaard en el tiempo, pero si Nietzsche llegó a leer a Kierkegaard todavía permanece incierto; el parecido entre los dos puede representar una pura coincidencia. El existencialismo de Nietzsche (1) también atacó las abstracciones flotantes de la filosofía tradicional y mucho de lo que pasa por “sentido común” (ej, rechazó los términos “bueno”, “malo”, “el mundo real”, e incluso “el ego”) (2) también prefirió el análisis concreto de situaciones de la vida real, pero enfatizó la “voluntad” donde Kierkegaard enfatizó la elección, y (3) atacaba al cristianismo, antes que defenderlo.



Brevemente – muy brevemente, y por lo tanto de alguna manera erróneamente – cuando decidimos en una línea de acción y nos convencemos a nosotros mismos y a otros que hemos “razonado todo lógicamente”, los existencialistas albergan sospechas. Kierkegaard insistía en que uno hace la decisión basados en alguna clase de “fe ciega” u otra fe (fe en el cristianismo, fe en los artículos científicos populares, fe en Marx…etc.) y Nietzsche decía que Ud. como organismo biológico tiene voluntad hacia cierto resultado y habrá “racionalizado” sus impulsos biológicos. Mucho antes de la Prueba de Godel en la matemática, el existencialismo reconoció que nosotros nunca “probamos” ninguna proposición por completo pues siempre quedamos cortos en la infinidad de pasos requeridos para dar una “prueba” lógica de cualquier cosa; ej., el abismo de la infinidad se abre intentando probar que “tengo x cantidad de dólares en el banco” en cuando cuestionamos el concepto de “tener” algo. (Yo creo que “tengo” una computadora funcional pero puedo descubrir que “tengo” una computadora que no funciona en cualquier momento.)

“George Washington sirvió dos periodos como Presidente” parece “comprobado” para la persona común cuando un Libro Estándar de Referencias lo “confirma”; pero esta “prueba” requiere que se tenga fe en las Referencias Estándar – una fe de la que adolecen muchas teorías “revisionistas” de historia.



Sartre también rechazó la lógica abstracta, y enfatizó en la elección, pero tenía una tendencia hacia el Marxismo y fue más allá que Nietzsche y Kierkegaard en su crítica hacia los términos sin referentes concretos. Por ejemplo, en un famoso (y típico) pasaje, Sartre rechaza el concepto Freudiano de “homosexualidad latente” en base a que podemos llamar homosexual a un hombre si realiza actos homosexuales pero estaríamos abusando del lenguaje cuando asumimos que hay una “esencia homosexual” inobservable en aquellos que no realizan actos homosexuales.

Gracias a su énfasis en la elección, Sartre también negaba que pudiésemos llamar a un hombre homosexual (o ladrón, o santo, o antisemita, etc.) excepto en el momento específico del acto. “María tuvo una aventura lésbica el año pasado”, “Juan hurtó una barra de dulce el martes”, “Robín le dio una moneda a un pordiosero en tres ocasiones”, “Evelyn dijo algo contra los propietarios judíos hace dos años” parecían oraciones legítimas según Sartre, pero implicar alguna “esencia” a estas personas parecía ficticio. Solamente luego de que un hombre o una mujer hayan muerto, declaraba, podemos decir definitivamente “Ella era homosexual”, “Él era un ladrón”, “Él era caritativo”, “Ella era antisemita”, etc. Mientras la vida y la elección se mantengan, sostenía Sartre, todos los humanos carecen de “esencia” y pueden cambiar súbitamente. (Nietzsche, como Buda, fue más allá de declaró que carecemos de “ego” – i.e., un ser “esencial” inmutable.)

Un resumen de la teoría existencialista dice “La existencia precede a la esencia.” Eso quiere decir que no tenemos una “esencia” metafísica innata o “ego”, así como se asume en la mayor parte de la filosofía. ** Primero existimos y necesariamente hacemos decisiones, y, tratando de comprender o describir nuestras decisiones existenciales, la gente nos atribuye “esencias”, pero estas “esencias” permanecen como etiquetas – meras palabras.



Nadie sabe cómo clasificar a Max Stirner – un pensador complejo que tiene afinidades extrañas con el ateísmo, anarquismo, egotismo, Budismo Zen, amoralismo, existencialismo, e incluso con el Objetivismo de Ayn Rand. Stirner tampoco disfrutaba las abstracciones no-referenciales (o “esencias”) y las llamó “fantasmas”, un término por el cual albergo un exorbitante aprecio.** Mi uso de éste término no indica una aceptación entusiasta por la filosofía de Stirner (o anti-filosofía), al menos no mucho más que mi uso de los términos existenciales indica mi aceptación total hacia Kierkegaard, Nietzsche o Sartre.

Edmund Husserl se mantiene a medio camino entre el existencialismo y la fenomenología. Rechazando a la filosofía tradicional tan completamente como los existencialistas, Husserl fue más allá y rechazó todos los conceptos de “realidad” excepto el experimental (o fenomenológico). Si yo veo un elefante rosa, diría Husserl, el elefante rosa pertenece al campo de la experiencia humana tanto como las cuidadosas mediciones de un científico en un laboratorio (aunque ocupa un área distinta de la experiencia humana y probablemente tiene menos importancia para la-humanidad-en-general, a menos que escriba un excelente poema al respecto…)

Husserl también enfatizaba en la creatividad implícita en todo acto de percepción (i.e., el papel del cerebro es el de intérprete de información, algo que también notó Nietzsche) y es así como ha tenido una fuerte influencia en la sociología y algunas ramas de psicología.



Jan Huizinga, un sociólogo holandés, estudio el elemento del juego en el comportamiento humano, y notó que vivimos guiados por reglas de juego que frecuentemente nunca transcendieron al nivel de habla consiente. En otras palabras, no solamente interpretamos la información como la recibimos; también, rápida e inconscientemente, “encajamos” los datos en axiomas pre-existentes, o reglas de juego, de nuestra cultura (o subcultura).

Por ejemplo:

Un  policía aporrea a un hombre en la calle. El Observador A ve la Ley y el Orden realizando su función necesaria de contener al violento usando contra-violencia. El Observador B ve que el policía tiene piel blanca y el hombre que está siendo golpeado tiene piel negra, y llega a conclusiones algo distintas. El Observador C llegó antes a la escena y notó que el hombre apuntó con una pistola al policía antes de ser aporreado. El Observador D escucha al policía diciendo “Manténgase alejado de mi esposa” y tiene un cuarto punto de vista sobre el “significado” de la situación. Etc.

La Sociología fenomenológica le debe mucho a Husserl y Huizinga, y al Existencialismo. Negando la “realidad” abstracta o Platónica (singular) los científicos sociales de esta escuela reconocen solamente realidades sociales (plural) definidas por interacciones humanas y las reglas de juego, y limitadas por las habilidades computacionales del sistema nervioso humano.



Etnometodologia: es mayormente la creación del Dr. Charles Garfinkle, combina las teorías más radicales de antropología moderna y sociología fenomenológica. Reconoce realidades sociales (plural), a las que llama realidades émicas. La entometodología muestra cómo toda percepción humana, incluyendo las percepciones de científicos sociales que piensan que pueden estudiar la sociedad “objetivamente”, siempre contienen los límites, los defectos y los prejuicios inconscientes de la realidad émica (o juego social) del observador.

Los fenomemologistas y etnometodólogos a veces reconocen una realidad ética que se parece a la pasada de moda “realidad objetiva” de la filosofía tradicional (pre-existencialista) y las antiguas supersticiones que por ahora se han convertido en “sentido común”. Sin embargo, apuntan que no podemos decir nada verdaderamente significativo acerca de la realidad ética, porque todo lo que podemos decir tiene la estructura de nuestra realidad émica – nuestras reglas del juego social (en especial nuestro juego del lenguaje) —inscrita en ella.

Si desea negar esto, por favor envíeme una descripción completa de la realidad ética, sin utilizar palabras, matemáticas, música u otras formas de simbolismo humano. (Por favor envíelo expedito. He querido ver esto por décadas.)

El existencialismo y la fenomenología no han influenciado solamente a algunos científicos sociales sino también a muchos artistas y a bastantes radicales y activistas radicales. Ambos, sin embargo, han tenido mala reputación entre los filósofos académicos y su influencia en las ciencias físicas no ha recibido mucho reconocimiento. Ahora veremos esa influencia.



Pragmatismo: tiene un parentesco con el existencialismo y la fenomenología, y surgió del mismo bagaje social. Esta filosofía, o método, deriva principalmente de William James—un hombre tan complejo que sus libros acaban en la sección de filosofía de algunas librerías y tiendas de libros, en la sección de psicología en algún otro lugar, y a veces hasta aparecía en las secciones religiosas. Como el existencialismo, el pragmatismo rechaza las abstracciones siniestras y mucho del vocabulario filosófico tradicional.

De acuerdo con el pragmatismo, las ideas tienen significado únicamente en situaciones humanas concretas, la “verdad” como abstracción no tiene significado en absoluto, y lo mejor que podemos decir de cualquier teoría consiste en “Bueno, parece que esta idea funciona, al menos por el momento.”



Instrumentalismo: a la John Dewey sigue cierto pragmatismo en general, pero enfatiza especialmente que la validez o utilidad de una idea – nos deshicimos de la “verdad” , ¿recuerdan? – deriva de los instrumentos usados en comprobar la idea, y cambiará mientras los instrumentos mejoren.

Como las otras teorías discutidas hasta ahora, el Instrumentalismo ha tenido una influencia más directa en las ciencias sociales (y la teoría educacional) que en las ciencias físicas, aunque estuvo vastamente influenciada por la ciencia física.



Operacionalismo: creado por el premio Nobel en física Percy W. Bridgman, en sus intentos por lidias con las objeciones del “sentido común” a la Relatividad y Mecánica Cuántica, y le debe mucho al pragmatismo e instrumentalismo. Bridgman señaló específicamente que el “sentido común” se deriva inconscientemente de algunos de los dogmas de la antigua filosofía y especulación – particularmente el Idealismo Platónico y el “esencialismo” Aristotélico—y que ésta filosofía adopta muchos axiomas que hoy en día aparecen ya sea incorrecto o imposible de comprobar.

El sentido común, por ejemplo, asume que la declaración “El trabajo se terminó en cinco horas” puede contener verdad absoluta y objetividad. El operacionismo, sin embargo, siguiendo a Einstein (y al pragmatismo) insiste en que la única declaración significativa que podríamos hacer sobre esa medida sería algo como “Mientras compartía el mismo sistema de inercia que los trabajadores, mi reloj indicó que un intervalo de cinco horas desde el comienzo hasta el final del trabajo.”

La declaración contradictoria, “El trabajo tomó seis horas” que parece, no falsa, sino igualmente verdadera, si el observador toma la medición de otro sistema de inercia. En ese caso debería leer, “Mientras observaba el sistema de inercia desde mi nave espacial (otro sistema de inercia alejándose de ellos), observé que mi reloj mostraba un intervalo de seis horas desde el comienzo hasta el final del trabajo.”



El operacionalismo ha tenido una influencia mayor en las ciencias físicas, una influencia menor en algunas ciencias sociales, y aparece mayormente ignorada, o rechazada por filósofos académicos, artistas, humanistas, etc. Extrañamente muchas de estas personas, a quienes desagrada el operacionalismo como un acercamiento “frío y científico” no tienen alguna objeción similar con el existencialismo y la fenomenología.

Esto me parece extraño. Yo considero al existencialismo y la fenomenología como la aplicación en las relaciones humanas de los mismos métodos críticos que el operacionalismo en las ciencias físicas.



La Interpretación de Copenhague de la física cuántica, creada por Niels Bohr (otro premio Nobel), dice bastante de lo mismo que el operacionalismo, en un lenguaje aún más radical. De acuerdo con Bohr, el “sentido común” y la filosofía tradicional ambos, han fallado en dar cuenta a los datos de la mecánica cuántica (y la Relatividad) y necesitamos hablar un nuevo lenguaje para entender lo que la física ha descubierto.

El nuevo lenguaje propuesto por Bohr elimina la misma clase de abstracciones atacadas por el existencialismo y propone definir las cosas en términos de operaciones humanas, justo como el pragmatismo y operacionalismo. Bohr admitía que ambos el existencialista Kierkegaard y el pragmatista James habían influido en su pensamiento respecto a esos asuntos. (Muchos científicos permanecen curiosamente ignorantes de este fondo “filosófico” del operacionalismo y consideran el acercamiento operacional como “sentido común” – así como los no-científicos consideran la metafísica Platónica y Aristotélica como “sentido común”.)



Semántica General: es el producto del ingeniero Polaco-Americano Alfred Korzybski, cuando intentaba formular una nueva lógica no-Aristotélica para retirar el “esencialismo” o las reglas del juego Aristotélico de nuestras reacciones neurolingüísticas (pensamiento y habla) y re-alinear el software de nuestro cerebro con los conceptos existencialistas y fenomenológicos de los sistemas anteriores, y especialmente de la mecánica cuántica. E-Prime (Inglés sin la palabra “es”), creado por D. David Bourland, Jr., trata de hacer más eficientes los principios de la Semántica General y más fáciles de aplicar. Tengo grandes deudas con ambos Korzybski y Bourland.

La Semántica General ha influenciado a la psicología y las ciencias sociales recientes en gran medida, pero ha tenido poco efecto en las ciencias físicas o educación y virtualmente ningún efecto en los problemas que trataba de aliviar – i.e., la omnipresencia del fanatismo no reconocido y el  prejuicio inconsciente de la mayoría de evaluaciones humanas.



Psicología Transaccional:  basada en su mayoría en la investigación pionera respecto a la percepción humana conducida en la Universidad de Princeton en los 1940 por Albert Ames, concuerda con todos los sistemas anteriores en que no podemos saber ninguna “Verdad” abstracta sino en pequeñas verdades relativas (pequeñas, plural) derivadas de nuestras especulaciones mientras nuestro cerebro hace modelos con el mar de nuevas señales que recibe cada segundo.

El transaccionalismo también sostiene que no recibimos datos del universo pasivamente sino que activamente “creamos” la forma en la que interpretamos la información tan pronto como la recibimos. En resumen, nosotros no re-accionamos a la información, sino que experimentamos transacciones con información.

Albert Camus en El Rebelde se refiere a Karl Marx como un profeta religioso “que gracias a un malentendido histórico, yace en la sección de “no-creyentes” de un cementerio Inglés.”



Yo afirmo que por otro malentendido histórico, el operacionalismo y Copenhaguismo han permanecido principalmente como “propiedad” de físicos y otros involucrados en las “ciencias concretas”, mientras que el existencialismo y la fenomenología han ganado mayor aceptación principalmente entre humanistas literarios y solo un poco entre científicos sociales. El punto de vista de este libro combina elementos de ambas tradiciones, lo cual creo que contribuye más a su unificación que lo que las separa.

También reafirmo la gran unidad entre estas tradiciones y el Budismo radical, pero permitiré que esto emerja gradualmente durante el transcurso de mi argumento.



Por ahora, he dicho suficiente para contrarrestar mucho del ruido que de otra forma distorsionaría los mensajes que espero poder transmitir. Este libro no respalda los Dogmas Abstractos ni del Materialismo o el Misticismo; sólo trata de confinarse a sí mismo e ir al grano,  en los contextos de-la-vida-real explorados por el existencialismo, operacionalismo y las ciencias que emplean los métodos existencialistas y operacionalistas.











Fuentes

Quantuum Psychology, How brain software programs you and your world
Robert Anton Wilson
First edition 1990

Traducido por La_Calabaza

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