domingo, 23 de abril de 2017

Ganesha, el Dios Mamut

Esto es sólo un acercamiento a la figura de Ganesha desde el paradigma euroasiático. Hay quien se muestra reacio a adorar a un dios con cabeza de elefante cuando en su cultura no existe este animal, viéndolo como algo totalmente foráneo.
Aquí quiero aclarar que, al menos en Europa, hasta hace no mucho vivió un tipo de elefante que para sus contemporáneos humanos, probablemente encarnara las mismas cualidades que Ganesha.
Intentando hacer de Lord Ganesha un dios más universal y asequible para todos, voy a meterme en camisa de once varas.
OM GAM GANAPATAYE NAMAHA


Hablemos del mamut. Pariente más cercano del elefante asiático que del africano, según algunos paleontólogos(los paleontólogos frikis) se extinguió allá por el año 3000 antes del carpintero sabelotodo.
Esto quiere decir que existían mamuts en tiempos de la fundación de Egipto. La ciudad de Jericó es del 8000 a.c. Mohenjo Daro, en la India, ya tenía alcantarillado en el 5000 a.c.
Había mamuts no sólo en Siberia, sino subespecies sin tanto pelo y más pequeñas en el resto de Eurasia, incluso una variedad enana, del tamaño de toros, que vivían en bosques y selvas.
Joroba, trompa gruesa y corta, y colmillos curvados en espiral son las características de estos elefantes, no el famoso pelo del mamut lanudo.
En el parque de Cabarceno, en Cantabria, tienen elefantes en semi libertad. Estos elefantes, al tercer invierno en el norte de la península, comienzan a tener pelo, una capa de pelo marrón, muy corta. Al verlos al principio parece que están sucios, manchados de barro, pero de cerca se puede ver que les ha crecido una pelambre, ni muy tupida ni muy larga, por todo el cuerpo que puede recordarnos a los mamuts.
Con esto sólo quiero aclarar que la presencia de pelo en los elefantes ees únicamente una adaptación al frío, no es característica distintiva de ninguna especie en particular.

En la India, lo estoy diciendo de memoria y no me acuerdo de los nombres, hay una ciudad en la que se cuenta que Ganesha se apareció a unos mineros y les dijo que excavaran muy hondo, para encontrarle. Los mineros excavaron y encontraron una figura que aún se conserva en el templo de Redi Ganesha. Se trata de una figura muy muy antigua, en la que se representa a Ganesha como Mamut, con dos manos y un ratón a sus pies.

Así, es posible que Ganesha fuese adorado como mamut antes que como elefante.
Ahora hablemos de la Edad de Hielo. Para los hombres y mujeres de esa época, no debía haber criatura más temible y poderosa que el mamut. Los tigres dientes de sable, los lobos y hienas gigantes, el león y el oso delas cavernas eran muy peligrosos, pero el mamut era, sencillamente, imparable. El resto de criaturas le dejaban en paz, no tenía enemigos naturales, el invierno no le hacía temblar y esconderse como a los demás.
Si un animal era un dios en esos años, sin duda fue el mamut.
Salvando el tema de la escritura, bien pudo el mamut encarnar para aquellas gentes los mismos atributos que Ganesha para los hindúes: Destructor de obstáculos, inevitable, dador de vida y abundancia, y tal vez, sí que encarnara al contador de historias, como Ganesha, escriba del Universo.

Es conocida la costumbre(podríamos decir religiosa) de los elefantes actuales de reconocer a sus parientes fallecidos. Cuando encuentran el esqueleto de otro elefante, acarician solemnemente los huesos con sus trompas, de uno en uno, y en ocasiones se ha visto grupos de elefantes que llevan consigo los cráneos de sus fallecidos, como recuerdo, y periódicamente les dedican caricias, incluso los lavan en los ríos.

No hay razón para creer que los mamuts no tuvieran también esa costumbre, máxime cuando es probable que fueran incluso más inteligentes que los elefantes actuales.

Un mamut que recuerda a sus muertos se convertirá en guía espiritual para un grupo de gente que también lo hace, las historias y leyendas contadas junto al fuego serán auspiciadas por el espíritu del mamut.

En las sucesivas eras glaciales, la humanidad se vio reducida a unos pocos miles de individuos, con lo que podemos decir, casi con total seguridad, que todos nosotros estamos vivos gracias al sacrificio de un mamut en algún negro y salvaje invierno de la Edad de Hielo

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