domingo, 28 de agosto de 2016

Milano



Milano 00
Milano intro

Escribir no siempre ha sido un trabajo para una persona pudiente, de hecho; la mayoría de los escritores amasa sus fortunas de manera postmortem, disfrutando sus locuras, sus deslices , sus vicios en un jodido ambiente de porquería y remordimiento, fantasías que surgen desde lo recóndito de la mente, pocas veces se adquieren meritos y alabanzas al trabajo del escritor de novelas, ese era mi caso, John lisriel de apenas 25 años había escogido la senda de la mierda, es decir ser escritor profesional.
Solo si escribes porquería pop, de vampiros fluorescentes, o pervertidos sexuales, o igual si escribes sobre maguitos adolescentes inútiles que reciben crédito por los sacrificios de otros podrías triunfar rápidamente en este mundo, pero no, no era mi caso.
Yo amo el terror, aquella sensación profunda de impotencia ante las sensaciones desconocidas que provoca el miedo, aquella paranoia constante que provoca un relato que lees a solas, extraído de la mas pútrida imaginación de algún bastardo alcohólico fumador y vicioso desde el sótano de sus padres, bueno más o menos así era yo.
Pero yo escribía desde mi apartamento, un piso de los ángeles muy modesto, por no decir que rogaban porque alguien aguantara vivir en el, en medio de las sirenas de las patrullas y las balaceras en las calles en los años 20, difícil conseguir alcohol mucho mas conseguir un empleo que te permitiera beber hasta embrutecerte mientras fumas algo y escribes boberas de miedo. Y más aun que te lo permita hacer y ganar algo por ello.
Me había mudado ahí apenas seis meses atrás buscando una casa editorial interesada en montarme unos manuscritos de terror que había escrito a lo largo de un par de años, según algunas de las pocas amistades que podía recordar los habían elogiado, claro está mientras bebían mi alcohol y comían mi comida, o la de mis padres da igual.
En este entonces las casas editoriales en esta ciudad eran varias, así que seguía tocando puertas y esperando oportunidades sin embargo nada en mucho tiempo, ya me había hartado eludir a la vieja casera, una alemana migrada de avanzada edad y una voz irritante, era peor que los pandilleros gritando en el callejón de atrás toda la santa noche.
Un día regresaba mientras me colaba por debajo del mostrador de administración del edificio hacia el elevador y subía velozmente evitando ser detectado, casi alcanzaba la vieja reja del ascensor cuando me encontré con que la maldita vieja ya me olía, era eso o el espejo nuevo que coloco en el mostrador, maldita vieja loca!
-John…la renta?-
Me erguí enseguida haciendo como que me había atado las agujetas…claro de unos zapatos que no llevaban a quien engaño?
-am señora Schroeder bueno yo…- titubee un poco hacia tiempo me había acabado las excusas.
-olvídalo solo toma el maldito sobre- el cual arrojo como una daga directo a mi pecho antes de poder tocar siquiera el viejo mostrador de madera pulida.
-esto es?-
-una carta que parece? Hace cuanto que no recibes una eh?-
La vieja volvió a su lectura de una revista de temas de estrellas de cine y teatro sin darme más importancia.
Al fin llegue a mi piso y me eche sobre la cama viendo el sobre que no había notado que tenía membrete.
Lo rompí rápidamente sacando el papel cebolla en su interior leyendo entre líneas
“Mr. Lisriel, le informamos que por medio de un contacto nuestro hemos recibido la noticia de que es un escritor en búsqueda de oportunidad, nos gustaría entrevistarnos con usted el jueves de ser posible a las 9 am en nuestras instalaciones en editorial milano”


Joder era en serio? Me preguntaba y sonreía mientras abrazaba contra mi pecho la corta misiva, tal vez la oportunidad estaba ahí, no sé cuando me quede dormido 

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Había llegado el día de la cita, me levante temprano más de lo acostumbrado y tome las mejores ropas que tenia, las cuales eran un verdadero asco, fumaba un cigarrillo mientras pretendía acicalar un poco mis rebeldes cabellos.

Tome un bus hacia la dirección y lo que encontré estaba mas allá de lo que pudieron expresar mis palabras al momento, se trataba de una casa tal cual grande mucho mas de lo que puedo describir, parecía de mediados del siglo pasado y no se oía nada de ruido, ni imprentas ni gente ni nada, pero ya estaba ahí que podía perder.
Me dirigí e hice sonar la campanilla de la entrada, que estaba por demás sucia y polvorienta, pasados unos 5 minutos y varios intentos, que estaban por llevarme al borde de a desesperación y el fastidio por volver a mi piso que ahora me parecía más lujoso que este muladar. Se abrió la portezuela y una chica de unos 19 años apareció, su piel era blanca como el papel, y su cabello largo con una trenza de lado que caía suavemente 'por sus hombros, muy delgada, traía un vestido que dejaba sus hombros desnudos de un color rojo intenso, cubierto por un delantal rosado.

Me recibió con una sonrisa pronunciando mi nombre y yo asentí, al momento salió  del pórtico, sosteniéndose con mi brazo y me encamino por un pasillo, vi al pasar mucha maquinaria de imprenta y algunas oficinas vacías lo cual me hizo dudar de mi estancia en aquel lugar aun más.

Me dirigió a una pequeña sala de espera, diciéndome que el director general me recibiría en un momento, dirigiéndose por una vieja puerta de madera que rechino al abrirse, no me dejo siquiera contestar cuando desapareció por ella.

Mis piernas temblaban, sostenía nervioso y sudando mis manuscritos jugueteándolos entre ambos brazos, aun cuando el lugar parecía una verdadera porquería, era una editorial y me tome el tiempo de investigarla, sin embargo lo único que logre encontrar, fue que hacía  7 años era una de las casas editoriales más importantes, legando a publicar hasta al mismo lovecraft y Poe en sus buenos tiempos ahora no gozaba de la misma reputación.

Espere aproximadamente unos 5 minutos o eso dijo mi reloj, a mi me parecieron más de dos horas, entonces aquella portezuela volvió a rechinar amargamente anunciando como timbre que alguien aparecería.

Un hombre regordete de aspecto bonachón y viejo apareció, traía una camia elegante pero vieja y una pipa encendida, que se ocultaba bajo unos densos bigotes y barba que lo hacían lucir aun más viejo de lo que probablemente era, me extendió amablemente la mano y me la estrecho con demasiada fuerza haciéndome fruncir el ceño para después dirigirme hacia una pequeña y modesta oficina llena de reconocimientos y retratos en uno de ellos el central, que mitraba a una mujer madura abrazándolo y una pequeña niña y a el más joven.

Me invito a sentarme en una silla frente al escritorio mientras reía y me elogiaba, yo accedí estirando la mano con mis manuscritos, así termine viéndolo en silencio nervioso mientras golpeteaba con los pies la duela del piso y veía los retratos en las paredes mientras aquel viejillo daba una ojeada a mis escritos

Milano 2
Al parecer la entrevista fue un éxito, o eso creía pues su expresión era buena, aquel hombre me dirigió y me dio un paseo por todas las viejas instalaciones una vez más prometiéndome que mi libro sería un éxito y ayudaría a la vez a la editorial a resurgir de sus cenizas.
Me presento  formalmente a su familia, la mujer de la foto se veía muy distinguida en persona aquella señora funcionaba como correctora de estilo en la editorial, la señora mina milano era muy agradable y hacendosa te hacía sentir como en casa con un solo gesto y su hija, una chica tierna y con aspecto aniñado la cual parecía a momentos muy torpe, amy milano era la que funcionaba como recepcionista mientras todo lo demás era manejado por Edward milano en persona.
Me invitaron a cenar, yo acepte encantado pues habían sido muy amables conmigo en realidad, hacia mucho que no me sentía como en familia, hablamos de mis proyectos, de mis sueños de ser un escritor famoso, y me contaron acerca de la larga tradición de los milano en el negocio editorial.
Para cuando me di cuenta ya era muy tarde para seguir ahí y necesitaría mucho tiempo para llegar a mi hospedaje así que me levante intempestivamente y pedí disculpas pidiendo mi abrigo para emprender la marcha de retorno a casa.
Aquella familia rio ante mi ingenuidad de querer volver a casa y ofrecieron una habitación extra para mí esa noche, después de eso al señor milano s ele ocurrió darme una habitación permanente, haría que trajeran mis cosas y me daría un adelanto para pagar la deuda que tenía, eso me sorprendió, nunca nadie había tenido tanta fe en mi y en o que escribía, a decir verdad ni yo mismo.
La habitación era el doble de grande que la que tenía en la casa de huéspedes, se encontraba en el ala este de la casa a un par de pasos de la habitación de la chica amy, la cual me parecía sumamente divertida, ya que casi cada que me venía a dejar el almuerzo la comida o la cena incluso una bebida, se quedaba parada ahí frente a mi viéndome escribir o comer, lo cual lejos de incomodarme me divertía y al preguntarle porque lo hacia se sonrojaba y se cubría el rostro con la charola de la comida tartamudeando excusas bobas, las cuales siempre me hacían sonreír.
Casi no salía de la habitación salvo al medio día para dar un paseo por un parque cercano, solía llevarme una libreta para hacer una lluvia de ideas sobre mi libro, había prometido acabarlo en un mes, un mes!!!! Mientras tanto cada adelanto aprobado por la señora milano era enviado al señor milano para que empezara a acomodar las tablillas de impresión, se notaba que no tenían grandes cantidades de dinero y me daba vergüenza admitir que parecía que cada centavo iba dirigido a hacerme sentir cómodo para poder escribir, como mencione, jamás nadie había tenido tanta fe en mi, por eso me había empecinado en terminar mi futuro best seller para revivir las glorias de milano y crear mi leyenda como escritor.

Milano 3
El libro estaba casi terminado, aquella historia era fascinante, lleno de altibajos e intrigas que no se podían predecir tan fácilmente, realmente era un trabajo que me sorprendía de mi mismo, sin embargo, llevaba más de una semana atorado en el clímax de la historia y no podía salir de ello, pese a esto, solo recibía presión por parte de mi mismo, ya que el señor Milano solo decía que pronto recuperaría a la musa inspiradora y que fuera paciente, pero en verdad, quería terminar ya, no para deshacerme de ellos, sino para que el libro saliera pronto a la venta.

Cierta noche en mi habitación, me encontraba sentado en el piso, recargado en mi pequeña y cómoda cama, con un montón de hojas esparcidas en el suelo, buscando ese "algo" que le diera a la historia el giro perfecto para el desenlace.

De pronto entro Amy a la habitación dando tropezones, y saludando, pronto se dio cuenta de haberme sorprendido y se sonrojo ante el descuido de no tocar la puerta, yo sonreí y le pedí que pasara, dejo la charola en la mesilla de servicio y me pregunto cómo iba, yo arrugue en ese momento una hoja aventándola al cubo de la basura, respondiendo...nada, ella intento animarme, y se acerco, dando un tropiezo que la hizo caer justo encima de mí, golpeándome la nuca en el suelo-

tras quejarme y sobarme el golpe ella advirtió que aun no se quitaba de encima de mí y muy apenada se fue levantando ayudándome a hacer lo mismo, intento sacudir mi pijama con un trapo que traía y justo en ese momento os quedamos mirándonos en silencio. Sus ojos y los míos se quedaron trabados un buen rato mientras sin ver en qué momento nos tomamos de las manos.

De inmediato se sonrojo y salió corriendo dejándome con una sonrisa en el rostro.

-jajá que chica--un momento eso es!-

me olvide un momento tomando el bolígrafo y empezando a escribir como si mi vida dependiera de ello, no sé cuanto trabaje pero casi amanecía cuando termine, me vestí y salí corriendo buscando a el señor milano, había encontrado en ese momento lo que buscaba, tras ese breve momento frente a Amy, solo hacía falta un recurso tan trillado y tan simple que no lo vi...."romance".


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El señor Milano leía el clímax y final de mi historia, yo volvía a ver aquella vieja oficina que olía a humedad y papel viejo como la primera vez que estuve ahí, no supe bien definir el gesto de mi actual empleador, si era de aprobación o lo contrario.

Al final, cerro de golpe el manuscrito el cual entrego a Amy que nos había servido el té, para llevárselo a su esposa para la corrección de estilo.

Se llevo ambas manos a la cara suspiro profundamente y me miro, yo esperaba pronto un regaño o algo por haber pifiado la novela entera.
Cual fue mi sorpresa cuando aquel rechoncho hombre comenzó a reír desmesuradamente mientras se levantaba y me palmeaba la espalda-

"será un éxito muchacho sabía que debía confiar en ti"

Aquellas palabras me llenaron de emoción, al tiempo que me comentaba que la impresión seria de 100 ejemplares para la primer edición para probar el mercado, a lo cual estuve de acuerdo totalmente.

Esa noche cenamos y me fui temprano a la cama, La señora Milano aconsejo que se hiciera una presentación en un cafecillo de la ciudad y que Amy me ayudara con los preparativos si yo estaba de acuerdo. Así que debía dormir para prepararme para lo que vendría.

Esa noche antes de las once salía del pequeño baño, donde me había aseado para dormir cuando salí del baño, vi a Amy quien dejaba toallas limpias, yo estaba sin camisa, y volví a ver aquel rubor en sus pómulos infantiles el cual me hacía reír tanto.

Salió apenada a trompicones de la habitación mientras yo veía que también había dejado una charola con una merienda ligera, en donde había colocado un pequeño florero con una rosa roja, la cual tome y aspire su aroma mientras tomaba aquellos panecillos y café que la chica me había dejado sobre la mesita de noche

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Solo restaban algunos días para la presentación del libro, los ejemplares estaban corregidos e imprimiéndose, parece ser que estarían a tiempo, y se tenían que repartir las invitaciones, el señor Milano me pidió que las repartiera en todos los lugares correspondientes, me imagine que lo haría yo ya que no había mucho dinero como para un mensajero así  que no dude en ayudar, después de todo, libro casa y comida, no podía ponerme exigente.

Amy pidió acompañarme así que no me puse exigente, obviamente yo cargue el morral con la papelería ya que era parte del protocolo de caballerosidad y obviamente yo hable porque Amy era demasiado tímida para tratar con la gente, cada que veía ella desaparecía de la vista y no reaparecía sino hasta que salía.

Muchos de los periodistas, escritores y demás se sorprendieron al ver el membrete de Milano en el sobre peor aceptaron de buena gana algunos sonriendo otros desconcertados, suponía que era por el tiempo de inactividad que había tenido la editorial, al final solo restaba una invitación a un periodista gordo y mal encarado que igual que el señor Milano fumaba un puro, pero de una marca sumamente apestosa, por lo cual me alegre de que Amy no entrara ahí.

Ella estaba como de costumbre esperándome afuera sonriente como siempre, compre un par de helados de camino y pasamos por un parque, le pedí que nos sentáramos pues no aguantaba los pies de la caminata, ella por su parte lucia demasiado fresca, comenzamos a platicar banalidades varias, nuestra niñez y cosas así.

Justo en ese momento algo me invadió, un sentimiento de fragilidad ante su presencia, esa chica tímida y sonriente me atrapo por un momento, incluso no recuerdo de lo que hablaba en ese momento.
Sin el menor aviso tome su mentón y lance mis labios pegándolos contra los de ella, debió durar apenas un segundo pero no pude resistir el impulso de darle un beso.

Ella quedo estupefacta, incluso sus lagrimales se llenaron, y se vaciaron al tiempo que yo trataba de disculparme.
Ella parecía ofendida y a la vez lastimada, comenzó a gritonear algo acerca de su virtud y yo trate de calmarla diciéndole que solo había sido un simple beso, acaso tan inocente era?

No aguante mas y volví a besarla, un tanto para callarla otro tanto por el impulso, ella respondio tímidamente lo cual lleno mi cuerpo de estremecimiento, sus labios contrario a lo que yo pensaría eran muy fríos, no sé si eran los nervios.

"no te preocupes por tu virtud Amy, porque quiero que te cases conmigo apenas termine todo el show de la presentación del libro si?"

Otra vez quedo muda le dije que hablaría con sus padres en la cena y su rostro ruborizado me dijo que estaba de acuerdo, así le pedí permiso como marcaba la caballerosidad para que se tomara de mi brazo, lo hizo lentamente, como si el roce le fuera a lastimar, así pude llevarla del brazo directo a casa.

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El matrimonio Milano recibió la noticia, durante la cena y se mostraron gustosos, sin embargo note algo en la mirada de ambos que notaba preocupación.

Me preguntaron donde viviríamos y le comente que si el libro resultaba bien quizás con las regalías podríamos compra runa pequeña casa en las afueras de la ciudad a lo que riendo, mi futuro suegro insistió en que viviéramos en su casa con ellos.

Yo réferi que eso significaría quizás una molestia, mientras Amy tomaba gentilmente mi mano, el señor Milano se levantaba burdamente de su asiento dirigiéndose hacia mí, obligándome a levantarme y dándome un abrazo

"eres un buen hombre no dudo que hagas feliz a mi Amy, sin embargo nos rompería el corazón no verla por aquí entiendes? por eso insisto, además algún día ambos heredaran la editorial y tienes mucho que aprender sobre el negocio"

Después de titubear un poco me tope con las miradas tiernas de la esposa y la hija de Milano, realmente me hacían sentir en casa.

Está bien, dije titubeando un poco aceptando la condición mientras abrían una botella modesta de vino y brindábamos por un matrimonio duradero entre Amy y yo.

Los días se hacían eternos, las prensas no paraban de imprimir hoja tras hoja de los ejemplares, El señor Milano se había puesto un poco enfermo así que me pidió me hiciera cargo de todo lo relacionado a la presentación.

Esa tarde tenía una cita importante, con el dueño de una Liberia, acudí con la mejor ropa que poseía y tratamos asuntos, esa librería era la más concurrida y había aceptado mi libro, todos los detalles de las ventas eran generosos, el menciono haber conocido a Milano hacia tiempo y ver una nueva publicación que reviviera las glorias pasadas de la editorial lo llenaba de alegría y que con gusto pondría una buena cantidad de dinero para una segunda edición del libro, en caso de tener buenas ventas.

Todo estaba listo, un camión había recogido todo el material para la presentación en la gran librería, mesas sillas, libros y unas banderolas con arte alusivo a la novela estaba en camino a ser montada en la librería para el fin de semana.

Ese día mientras acababa de darme un baño, como siempre Amy me llevo un refrigerio a mi habitación, algo apenada por verme solo con el pantalón de dormir puesto mientras secaba mi cabello.

Sonreí y la atraje a mí dándole un beso tierno que no rechazo, pero paso a la vergüenza total cubriéndose con la pequeña bandeja, mientras me informaba que su padre quería verme en su oficina.

Me arregle tome mis pantuflas y me dirigí a la oficina, a diferencia de otras veces, el señor milano estaba serio, platicamos un rato sobre futuros planes, en los cuales fui honesto, no veía aun nada mas allá de mi matrimonio con Amy, entonces Milano soltó la bomba.

Me pidió que el matrimonio se apresurara, faltaban pocos días para la presentación pero el quería que Amy ya fuera mi esposa, y solo dio esquives raros a mis interrogantes, para mí no había prisa sin embargo el señor Milano me hizo una terrible confesión que sacudió todas mis entrañas

Amy tenía una enfermedad desde pequeña y no le quedaba mucho tiempo de vida, eso me causo una impresión horrible, como una mujer tan tierna y amable como lo era ella, tenia los días contados.
Bajo esa situación acepte casarme a los dos días con Amy y el señor Milano con lagrimas en los ojos me abrazo y agradeció profundamente, para después extenderme un papel embretado con su sello y firma.

Tome el papel mirando intrigado a Milano quien sonreía, al leer el papel me quede boquiabierto, se trataba de un poder notarial totalmente legal, que me nombraba como apoderado y dueño de toda la editorial.

Esto es demasiado señor yo---el señor Milano con un dedo extendido me hizo callar, me pidió aceptarlo ya que yo, como esposo de Amy y gracias a que yo había visto todos los detalles del libro que resucitaría a la empresa, tenía todo el derecho de quedarme con ella, al fin y al cabo seriamos familia.

Jure en ese momento que no lo defraudaría, haría feliz a Amy mientras llegaba el fatídico día, y llevaría de nuevo a la cima la editorial costara lo que costara.´

El regordete hombre sonrió poniéndome una mano en el hombro, mientras me pedía que me retirara a dormir, había ahora el doble de cosas que preparar, solo me pidió mantener el secreto para Amy, ella no sabía que tan grave era lo suyo y no quería que se opacara su felicidad, sería una boda exprés y modesta.


Milano 7 FINAL
La pequeña boda se oficio en la residencia Milano, El jefe de la familia actuó como juez de paz, uniéndonos a Amy y a mí en matrimonio, cuando dijeron que sería boda intima no exageraron, solo estábamos los novios y los padres de Amy y nadie más, me era igual yo era feliz, Amy y sus padres lo eran, ese día cenamos, charlamos incluso el señor Milano se embriago más de la cuenta, deleitándonos con su desafinada voz en una canción para Amy y bailando hasta que se tumbo en un sillón y se durmió. La señora Milano se llevo a su esposo a su habitación, felicitándonos y dejándonos solos.

No habría viaje de bodas hasta pasada la presentación, ya que yo era el encargado de todo lo relacionado con mi propio libro, así que esa noche compartimos habitación, me esmere en ser prudente y cariñoso con ella, consumando nuestro matrimonio, hasta que me quede dormido con Amy recargada en mi pecho.

Al otro día desperté, dando un sonoro bostezo, Amy ya no estaba ahí, intente buscarla pero nada, así que baje a la cocina a buscar algo de agua, posteriormente a que me vistiera, Amy ya estaba encargándose de limpiar la casa y mis suegros desayunaban, haciéndome señas para que me sentara, mi ahora esposa se encargo de servirme el desayuno.

Ese día afine los últimos detalles para la presentación y nos fuimos a dormir temprano.
a la mañana siguiente el pequeño despertador de campanillas me saco de golpe de mi profundo sueño, Amy ya no estaba, esta vez no me sorprendió, así que me apresure a vestirme pues ya era demasiado tarde y la presentación se acercaba, al bajar note que todo estaba en silencio absoluto, no había desayuno lo cual se me hizo raro, no pude encontrar al matrimonio Milano ni a Amy por ningún lado, tome lo que pude de la nevera y salí tomando un taxi hacia la librería, supuse que la familia ya estaba allá esperándome.

Al llegar no los pude ver, todo transcurrió normal, muchas firmas horas y horas dando una síntesis de mi libro  a varios grupos de estudiantes de la universidad. Finalmente todo acabo, el dueño de la librería se acerco a abrazarme y felicitarme, ya que el libro se agoto, menciono algo de que sería un best seller en poco tiempo y que mejor contratara algo de personal para ayudarme en un segundo tiraje esta vez del doble de ejemplares.

Sonreí agradecido y mencione que lo hablaría con el señor Milano y su esposa apenas los viera, y pregunte si no los habían visto, el hombre me miro intrigado y extraño, diciendo que de que hablaba.

Reitere que aun cuando fuera el apoderado legal e la editorial tendría que consultar como seria el tiraje con los dueños a lo que respondio bromista que debía estar cansado, Los Milano habían muerto hacía 5 años y yo tenía un papel que me nombraba dueño absoluto de la editorial.

Esa mala broma me dejo frio y me retire a casa, llegue y no había rastros ni de Amy ni de sus padres, así que me atreví a entrar en la oficina de Milano.
Una vez ahí encontré de nuevo el papel que me nombraba dueño  y note unos periódicos revueltos, era extraño, gruesas capas de polvo cubrían todo como si nadie hubiera estado ahí por años, lo cual resultaba raro estando Amy a cargo de todo eso.

De pronto una nota llamo mi atención, en ella se mencionaba a la editorial, Amy había muerto cinco años atrás, debido a una enfermedad, sus padres le habían seguido, abandonando la editorial, y muriendo por la tristeza de perder a su hija, la nota era reciente, yo estaba confundido y no sabía que decir, me lleve la mano a la boca mientras lagrimas salían de mis ojos, una voz me saco de mis pensamientos.

Vi entonces a Amy ahí parada, frente a mi sonriente  y radiante, cubriéndose con la bandeja, que era lo que estaba pasando?
Confirme más tarde debido a las cuentas que encontré en el escritorio que todo era verdad, entonces, con quien conviví? con quien me case? era por ello que me enviaban a mí a hacer todo dios!

Me tire de rodillas en el suelo soltando el periódico mientras lloraba, no sabía qué hacer y todo el cuerpo me temblaba, se trataba de fantasmas?

Lo cierto es, que jamás volví a ver a Amy ni a su padres, me encargue de la editorial desde entonces, conservando el afamado nombre, en cuanto supere el Shock escribí una novela dedicada a esta historia, actualmente la editorial esta más viva que nunca conmigo al frente, se apoya a cientos de escritores, que como yo buscan una oportunidad, ocupe la oficina de Milano, y coloque un viejo retrato familiar de ellos en la cabecera del escritorio, de algún modo sus almas me habían buscado dándome una oportunidad, al mismo tiempo que les daba lo que les falto para poder descansar en paz.

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