domingo, 1 de enero de 2017

De cuando das el viejazo, o te llega la madurez.


Salir a la calle con los amigos de la infancia, que prácticamente se criaron de algún modo con uno, y que pasaron junto a ti momentos inolvidables que se quedan en la memoria tatuados por siempre, la mayor parte del tiempo es un placer, te pones a rememorar aquellos tiempos donde tu aguante era mucho, las travesuras, las anécdotas graciosas que pueden ser contadas una y otra vez sin cansarte de ellas, y muchas veces hay cosas que quisieras repetir, sin embargo entre el viejaso y la madurez (para algunas cosas) ya es prácticamente imposible.
Muchas veces juntarte con la gente que participo en tu niñez y adolescencia ya es prácticamente imposible, a veces porque la gente camia sus hábitos, costumbres y modos o regularmente porque simplemente no tienes tiempo.
Pero siempre hay uno o dos que pueden darse aun el lujo de tomarse una cerveza y fumar un cigarrillo afuera, en la calle aunque sea para ponerse al corriente, y eso es algo que pese a que me considero bastante amarguetas y acostumbro ya no beber siempre disfruto bastante.

A veces algunas tradiciones permanecen y otras son olvidadas, una tradición en mi cuadra, donde varios nos criamos y aun nos vemos como hermanos es que cada noche de fin de año para año nuevo acostumbramos juntarnos a veces un rato, a veces toda la noche, bebiendo y echando el desmadre acostumbrado y así ha sido durante varios años.

Aunque el tiempo ha hecho de las suyas, puesto que muchos ya no viven cerca, o son casados y ya no conviven pasamos de juntarnos casi 20 a estar solo 4 o 5 y nada más.
Este año nuevo por ejemplo estuvimos solo cuatro y la esposa de uno de ellos y eso hablando de los que siempre nos hemos compaginado mas y juntado mas, yo honestamente esperaba que sería una de esas borracheras épicas de antaño aunque afortunadamente no fue así.

Nos bebimos casi una botella y no más un promedio de dos horas, ya que algunos teníamos sueño, otros tenían compromisos al otro día.
Sin embargo... puedo decir que fue un tiempo bastante disfrutable debido a la hermandad que nos une. Del otro lado de la moneda mis hermanos con sus propios amigos hacían los desfiguros propios de esas borracheras locas que uno suele ponerse en la juventud.
Me he puesto a pensar realmente, viejazo o madurez? no lo sé honestamente, en lo personal ya no disfruto tanto beber como antes ni tanto tiempo y eso que tengo treinta y cinco años (al igual que mis camaradas) pero disfruto mas las platicas que el hecho de estupidizarme al beber.

Llámenlo de cualquiera de los dos modos, pero siempre rememorar nuestra niñez y adolescencia juntas, los viejos amigos, las anécdotas que nos matan de risa y las ocurrencias de mis hermanos de crianza es algo bastante valioso.
Aun cuando todos extrañamos cuando "patrullábamos" la cuadra hasta altas horas de la noche con cigarro en mano.


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