Salir a la calle
con los amigos de la infancia, que prácticamente se criaron de algún modo con
uno, y que pasaron junto a ti momentos inolvidables que se quedan en la memoria
tatuados por siempre, la mayor parte del tiempo es un placer, te pones a
rememorar aquellos tiempos donde tu aguante era mucho, las travesuras, las anécdotas
graciosas que pueden ser contadas una y otra vez sin cansarte de ellas, y
muchas veces hay cosas que quisieras repetir, sin embargo entre el viejaso y la
madurez (para algunas cosas) ya es prácticamente imposible.
Muchas veces juntarte con la gente que
participo en tu niñez y adolescencia ya es prácticamente imposible, a veces
porque la gente camia sus hábitos, costumbres y modos o regularmente porque
simplemente no tienes tiempo.
Pero siempre hay uno o dos que pueden
darse aun el lujo de tomarse una cerveza y fumar un cigarrillo afuera, en la
calle aunque sea para ponerse al corriente, y eso es algo que pese a que me
considero bastante amarguetas y acostumbro ya no beber siempre disfruto
bastante.
A veces algunas tradiciones permanecen y
otras son olvidadas, una tradición en mi cuadra, donde varios nos criamos y aun
nos vemos como hermanos es que cada noche de fin de año para año nuevo
acostumbramos juntarnos a veces un rato, a veces toda la noche, bebiendo y
echando el desmadre acostumbrado y así ha sido durante varios años.
Aunque el tiempo ha hecho de las suyas,
puesto que muchos ya no viven cerca, o son casados y ya no conviven pasamos de
juntarnos casi 20 a estar solo 4 o 5 y nada más.
Este año nuevo por ejemplo estuvimos solo
cuatro y la esposa de uno de ellos y eso hablando de los que siempre nos hemos
compaginado mas y juntado mas, yo honestamente esperaba que sería una de esas
borracheras épicas de antaño aunque afortunadamente no fue así.
Nos bebimos casi una botella y no más un
promedio de dos horas, ya que algunos teníamos sueño, otros tenían compromisos
al otro día.
Sin embargo... puedo decir que fue un
tiempo bastante disfrutable debido a la hermandad que nos une. Del otro lado de
la moneda mis hermanos con sus propios amigos hacían los desfiguros propios de
esas borracheras locas que uno suele ponerse en la juventud.
Me he puesto a pensar realmente, viejazo o
madurez? no lo sé honestamente, en lo personal ya no disfruto tanto beber como
antes ni tanto tiempo y eso que tengo treinta y cinco años (al igual que mis
camaradas) pero disfruto mas las platicas que el hecho de estupidizarme al
beber.
Llámenlo de cualquiera de los dos modos,
pero siempre rememorar nuestra niñez y adolescencia juntas, los viejos amigos,
las anécdotas que nos matan de risa y las ocurrencias de mis hermanos de
crianza es algo bastante valioso.
Aun cuando todos extrañamos cuando "patrullábamos"
la cuadra hasta altas horas de la noche con cigarro en mano.
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